miércoles, 18 de enero de 2017

Experiencia familiar en la Villa 31

Me queda claro que somos afortunados. Algunos más, algunos menos... pero en general la gente que me rodea vive cómodamente.

Nos movemos en un círculo en el que casi todos han aprovechado las oportunidades que la vida les ha dado. Han recibido educación en buenas escuelas, crecido en familias cuyos padres pueden pasar tiempo con ellos y por tanto, han tenido la posibilidad de atender sus necesidades dignamente (las del cuerpo y las del alma). Además, nunca han sido objeto de ninguna discriminación social. No es un dato menor. Es, nuestro contexto.

Resulta difícil hacer entender a los hijos que no todos tenemos la misma suerte, ni las mismas oportunidades, ni las mismas herramientas para salir adelante. Por eso, cuando conocimos a Alejandro en una capacitación de Experiencia Lideres y nos propuso visitar la Villa 31 (ahora llamada Barrio 31 para evitar la  connotación negativa que tiene la palabra villa) no dudamos un segundo en decirle que sí.  Pablo y yo quisimos también que vinieran los niños.

Conocerían un lugar que han escuchado mencionar infinitas veces, que vemos cuando tomamos la autopista Illia, donde viven personas que ayudan en el edificio donde vivimos y cruzamos en el ascensor. Nos pareció, en definitiva,  una súper oportunidad para educar que debíamos aprovechar.

Hace más de sesenta años que existe, hay unas cincuenta mil personas viviendo ahí, está ubicada en uno de los mejores barrios de Buenos Aires, existen "códigos" que conocen, regulan y respetan los vecinos (solo ellos). Durante este tiempo todos los Gobiernos les prometieron cosas que, casi sin excepción, se realizaron con miles de deficiencias e irregularidades. Tienen alguna esperanza puesta en la nueva gestión.

Se han visto cambios. De hecho, Horacio Rodriguez Larreta, el alcalde de la ciudad, inauguró en una esquina del barrio su oficina. Los vecinos dicen que va a menudo. Sin cámaras... Y recorre el barrio hablando con ellos. El Ministerio de Educación del GCBA también planea su traslado a un predio pegado al barrio. No lo es todo, pero es un gran paso. Conversé con unas cuentas personas y en general, se los ve contentos.



Desde hace algo más de un año se llevan a cabo trabajos de urbanización y mejora que proporcionarán: agua potable, alcantarillado, electricidad (con medidores) e infraestructura mejorada en la zona. Hoy hay un jardín de infantes, un precario centro de salud y una comisaría. Poco espacio verde y un centro de atención vecinal donde 170 personas trabajan para que todo esto mejore.

Casas justo debajo de la Illia
Nomenclatura usada
El barrio no tiene calles. Son manzanas. De cada manzana se ocupa un vecino. El nexo entre los vecinos  y la Secretaría de Integraciion Social y Urbana es un delegado del sector,  también elegido por ellos. Son los encargados de trasladar las inquietudes vecinales y darles curso para que puedan gestionarse. Tramitan certificados, ayudas sociales, denuncias por violencia en una vivienda e informan del mal (catastrófico) estado de un edificio.


Los niños pasaron calor, se quejaron un poco por todo lo que caminamos al sol con 33 grados de sensación térmica, pero no dejaron de observar...

Vieron cómo eran las casas por dentro (con uno o dos ambientes donde los 8 integrantes de la familia que tomaba mate en la vereda: abuelos, hijos y nietos vivían hacinados); vieron cómo el barro de alguna calle nos ensuciaba los zapatos aún no habiendo llovido; vieron cómo los más pequeños se refrescaban en "Pelopinchos" (piscinas de plástico) instaladas en los patios de las casas y en palanganas llenas de agua fresca; miraron, con ganas de correr,  una cancha de pasto sintético que inauguraron hace poco; vieron también cómo una chica jovencísima con su hija en brazos, huía de su pareja medio alcoholizada insultándola a plena luz del día. Vieron, supongo, lo que pasa en el mundo real del que a veces están tan lejos.

Esta visita no va a cambiar su realidad, tampoco la nuestra. Pero estoy segura de que es una semilla que poco a poco, les hará entender la responsabilidad que uno tiene cuando, como ellos, disponen de: herramientas, oportunidades y una familia que los quiere.

En el centro de la Secretaría de Integración Social y Urbana. Retiro. 


El barrio tiene dos sectores: el 31 y el 31 bis. El 31 es más viejo. Este es uno de lo límites entre las vías y la autopista

Nuestro agradecimiento a Alejandro Garbers Bustillo que nos acompañó durante toda la mañana y no omitió detalles. Los vecinos lo saludaban con cariño, se nota que recorre el barrio a menudo. Un capo!