miércoles, 16 de septiembre de 2015

Sanar los vínculos familiares

Si no lo hubiera experimentado en primera persona, pensaría que es brujería. A mis ya 32 años he vivido muchas cosas. Sin duda alguna he aprendido a sacarle provecho a la vida ¿Qué vida? La que me ha tocado vivir y la que poco a poco fui construyendo, hoy es la vida que elijo tener.


¿Estamos condenados? es una pregunta que no pocas veces sale en conversaciones que pasan de ser triviales a profundas. No sé si hay respuesta. Hay cosas que nos condenan pero otras que nos brindan oportunidades para vivir en libertad. Por esa razón no me atrevería a ser tan categórica. Estoy convencida de que vamos eligiendo lo que nos pasa cuando ... deseamos que pase. Esto último poco tiene que ver con "El Secreto" el libro de Rhonda Byrne, superventas en el 2006 que me recomendaron leer y que me pareció un poco "venido del más allá" (lo dejé a la mitad pero desde que lo hojeé, cuando tengo que encontrar aparcamiento repito mentalmente una y otra vez: "quiero encontrar sitio", y lo encuentro).

La historia que voy a contar viene de muchos años atrás. me gustaría de todas maneras quedarme con lo que sucedió durante este último año: la sanación de los vínculos familiares. Y con ello la propia salud mental y la  estabilidad personal y familiar.

No me gustaría convertir esto en una amplia confesión ni tampoco en el prólogo del que será un día el gran libro de mi vida (quienes me conocen saben que hay materia para una saga completa) Quisiera sin embargo reflexionar en alto acerca de lo que podría ser la historia de cualquiera e inspirar, a quien lea, a analizar sus relaciones con la familia y amigos más cercanos para, del modo en el que uno más a gusto se sienta, y con el método que mas identificado se encuentre, sanar los vínculos.

¿Quién no ha tenido roces con sus padres? En la adolescencia, en el momento de elegir carrera, novio, piso, país...  ¿Y con un hermano/a? Si somos mayores porque creemos que la propia experiencia puede valer, si es al revés porque pensamos que podemos darles "cancha" acerca de la época que están viviendo porque en relación a las nuevas generaciones X, Y y Z , nos parece que están a años luz. Los abuelos tampoco salen ilesos de esta reflexión. Los hay estupendos, que marcan el tipo de "abuelazgo" al que aspiramos el día de mañana y los hay que son el claro ejemplo de lo que "no queremos" ser. Los hijos son motivo de unión en la pareja pero también de infinitas discusiones y sin duda alguna son quienes, en gran parte de los casos, se convierten en alarmas e indicadores que señalan la urgencia de  "empezar a trabajar".

Cuando las relaciones no son sanas el corazón se deteriora y la energía se consume. Eso nos hace estar por debajo de nuestro potencial como personas íntegras en cuerpo y alma. Por eso la importancia de entender la grandeza (y delicadeza) de la salud mental. Hay que cuidarla más que la física y hoy en día la sociedad invita a que sea al revés. Ojo con eso!

La primera vez que escuché acerca del eneagrama (un sistema de clasificación de la personalidad, una herramienta valiosísima para conocerse y conocer al otro que ayuda a entender lo vínculos con quienes nos rodean) y las constelaciones familiares (una terapia alternativa que toma elementos del psicoanálisis y la antropología social) me pareció casi tan esotérico como la güija de la que hablábamos en los patios del colegio cuando era una niña. Tuvieron que hablarme del asunto dos personas totalmente opuestas en valores, personalidad y circunstancias para que me lo tomara un poco más en serio. Hoy les doy las gracias en silencio por haberme animado probar genuinamente y abandonada de todo prejuicio la experiencia.

Hace cuatro años constelé el mal vínculo que tenía con un miembro de mi familia y cuya repercusión y consecuencias tenía miedo que afectaran a mis hijos y sobre todo a mi rol de madre (estaba embarazada de mi cuarto varón). Me sentía aterrada por estar frente a algo (la constelación en si misma) y alguien (la gente que asistía con inquietudes diversas a las mías) totalmente desconocidos. En lo único que me amparaba era en la presencia del Padre Raúl Bradley un cura jesuita, sabio como pocos, que debe ser uno de los que más ha trabajado en estos temas en Argentina.

Soy incapaz de poner en palabras lo que viví ese día. Solo puedo decir que es una experiencia que para creerla debe ser vivida, creída y digerida. La constelación abre heridas pero tiene la gracia de poder sanarlas al mismo tiempo. No importa que seas la protagonista o que solo participes viendo. A todos los presentes les llega una especie de "mensaje" único y especial. Es parecido a la huella que deja un buen libro en cada uno de los lectores, siempre distinto, siempre único, siempre exclusivo.

El día que constelé no entendía nada. Ni lo que era realmente, ni cómo lo que sucedió con gente que representaba a miembros de mi familia (incluida la persona que hacía de mi) replicaba fielmente los sucesos ya ocurridos o los que estarían por venir, los sentimientos que cada uno tenía y cómo pusieron en situación y palabras hechos que eran un fiel reflejo de la realidad.

Soy consciente de que hasta aquí, pocos excepto los que hayan escuchado del tema van a entenderme. Lamento no ser del todo clara, ojalá a este post se sumaran muchas más experiencias de gente que puedan dar más luz y testimonio sobre el tema.

Lo que me llevé "mágicamente" o para quienes crean en Dios "gracias a Dios", es la posibilidad de poder hablar de algo que me atormentaba sin romper en llanto. Tuvieron que pasar tres años y medio para que la "solución del conflicto familiar" que surgió allí mismo y fue representado, se consumara en una realidad. Fue entonces cuando el círculo de la constelación se cerró y el vínculo sanó. En ese momento es cuando se empieza a trabajar pero ya desde otro lugar (en terapia psicológica, con un sacerdote amigo o con quien creamos conveniente). No es para nada recomendable dejar de darle seguimiento a lo sucedido. Vamos, que no es una tontería.

Todo esto para decirles que para tener una buena salud mental es importante limar astillas y restablecer vínculos. Sobre todo con nuestra familia más directa y cercana. Ninguna de las asperezas que podamos tener pasan inocuas por la vida. Ser conscientes de eso nos hace responsables. No perdamos la capacidad y la oportunidad que cada uno tiene de hacerlo. Merece la pena y sin duda alguna, se logra una felicidad más plena. 



Actividades sobre constelaciones y sanación de vínculos familiares: Centro Amar y Servir.

Libros introductorios para entender mejor el eneagrama:
El enneagrama. Arnaldo Pangrazzi. Editorial Sal Terrae.
El eneagrama. Renee Baron y Elizabeth Wagele.

046 - El Enneagrama. Un viaje hacia la libertad



4 comentarios:

  1. MUY BUENO!!!! NADA ES CASUAL. HOY HABLE DE ELLO CON UNA AMIGA.........

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    1. Daniela recién veo esto! Se me pasó. Me alegro que te hiciera pensar.. Un fuere abrazo.

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    2. Daniela recién veo esto! Se me pasó. Me alegro que te hiciera pensar.. Un fuere abrazo.

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  2. Hola ! vos decis que, cualquier problema o situacion en la actualidad puede tener que ver con los vinculos familiares? Es decir, con patrones que inconscientemente repetimos de nuestros padres ???

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