No es una novedad que el desprecio hacia otra raza o el sentimiento de superioridad que muchos tienen por haber nacido en un mejor lugar o en una mejor familia, por tener un mejor color, sean los motivos para tratar mal a alguien que no tuvo esa suerte.
¿Dije suerte? Primera pregunta: ¿por qué debería ser una suerte?
Lo que nunca existió al nivel que se produce ahora son los actos terroristas en nombre de Dios. El Papa Francisco es algo que ha condenado en repetidas ocasiones.
La noticia publicada hoy en el diario el Pais llama mi atención: "Francia destina diez millones contra el auge antisemita y la islamofobia". En la presentación de este plan que entre otras 40 medidas, el primer ministro francés Manuel Valls (un político francés nacido en Barcelona de apellido catalán) destaca la creación de una unidad policial específica para perseguir esos delitos, sobre todo en la red.
Mi querida amiga Angela lleva viviendo en Francia más de 25 años. Al respecto me contaba: "En Francia el racismo existió siempre. Ya en los años 60-70 se construyeron edificios enteros en descampados, los inmigrantes se aglutinaron ahí, nacieron los guetos y creció el odio de la población lindante. Pronto se convirtieron en sitios desamparados, sin interés político (no pueden votar) y sin presupuesto habilitado para integrarse. Una bomba con efecto retardado." La "bomba" es la que explotó en el semanario satírico Charlie Hebdo el pasado enero en París. Los actos islamofóbicos se dispararon desde entonces.
Sarkozy en el año 2010 hizo una reforma migratoria no exenta de polémica- debido entre otras cosas al poco dinero que le quedaba al Estado para sostener las jubilaciones y los planes sociales de los que gozan los franceses - pero no fue suficiente. La persecución religiosa persiste y los atentados en nombre de Dios también.
Manuel Valls tiene este plan donde por un lado protege, por otro castiga (multas a quienes ataquen a otros por su credo y religión) y por último sensibiliza (desde el Ministerio de Educación con campañas de concientización).
En este congreso se va a trabajar en la redacción de una declaración que presentarán a los presidentes del Consejo y de la Comisión Europea para que contribuyan a poner fin al genocidio cristiano. Para sumarse a la petición hacer clic aquí.
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